Calviño busca cerrar un pacto sobre las reglas fiscales en la UE que suavice los futuros ajustes en los presupuestos
Sander Tordoir, Jasper van Dijk y Vinzenz Ziesemer, un trío de investigadores del Centre for European Reform (CER), apuestan por una reconstrucción de las reglas fiscales con nuevas fijaciones de gasto y deuda y parámetros más discrecionales, aunque ajustados al principio de equilibrio presupuestario como ancla esencial para corregir los niveles de endeudamiento.
Aun así, este grupo de expertos cree que "las normas fiscales de la UE necesitan reformarse". Sobre todo, para no tener que "recortar inversiones, elevar la presión fiscal o recortar los gastos sociales" en un momento trascendental, de cambios de paradigma y retos irrenunciables como el combate contra la crisis climática o los avances en innovación tecnológica. Sobre todo, cuando la UE sigue teniendo un porcentaje de inversión pública sobre el PIB inferior al de la totalidad de las potencias industrializadas (con la única excepción de Japón).
"La UE no solo debe dotarse de nuevas reglas fiscales, sino pensar en fórmulas más creativas de las que salgan estrategias reforzadas y operativas" para abordar los cambios sustanciales que se avecinan en las relaciones económicas, nacionales, europeas y globales. Y la reconversión de paz fiscal por territorios verdes y digitales es una buena piedra angular para modificar 20 años con las mismas normas presupuestarias, sustentadas en la rigidez de un déficit del 3% del PIB y una deuda del 60% que, a menudo, además, "han sido violadas sin sanción".
Cinco propuestas del CER
Desde el CER, un think tank paneuropeo y próximo al laborismo británico, trasladan a la UE cinco propuestas. La primera, incorporar incentivos positivos al necesario equilibrio entre el flujo de financiación europea a políticas de modernización económica, tecnológica y energética, y las agendas de reformas estructurales nacionales de forma que los ajustes no perturben su reto transformador.
El segundo es tratar de alinear las supervisiones presupuestarias de Bruselas con los ciclos electorales para no condicionar el voto. El tercero, sustituir las advertencias sobre los "riesgos insostenibles" del endeudamiento por "definiciones más precisas" de los itinerarios nacionales de gastos y gestión de deudas. El cuarto, configurar las sanciones como una señal de soft power hacia los merados más que como un instrumento de aplicación severa e inmediata. Y, finalmente, fortalecer la independencia de las instituciones europeas y nacionales supervisoras de las cuentas públicas.